domingo, 23 de diciembre de 2012

La Aljama de Brihuega

El nombre de la Villa de Brihuega, llamada la roca del Tajuña, deriva del vocablo íbero "Briga" o "Brico", como es ya mencionada en época romana, y que significa lugar fuerte, debido a su singular localización sobre una peña, la Peña Bermeja, a la orilla del río Tajuña. Durante la edad media es conocida como "Castrum Briga".


Durante la dominación musulmana, fue una población sin demasiada importancia, viviendo fundamentalmente de la agricultura y el comercio, al encontrarse en el camino que recorría desde Toledo hacia Zaragoza, por el Tajuña.

Tras la conquista por Alfonso VI, la villa es donada al Arzobispado de Toledo, quienes convirtieron a Brihuega en un lugar importante, a la altura de Alcalá de Henares o Talavera.



Brihuega no tuvo una aljama importante, pero, a diferencia de la próxima de Torija, si tuvo  Sinagoga. La existencia de una sinagoga está documentada  y  aparece citada en el edicto del visitador del arzobispado de Toledo con fecha de 31 de Agosto de 1436. Hoy en día, la calle donde seguramente se situó dicha sinagoga, lleva este nombre, Calle de la Sinoga, calle paralela al antiguo trazado de la muralla que rodeaba a esta localidad, aunque no hay ninguna vivienda en la que de momento se hayan encontrado restos de esta [1].




Algunos autores han confundido a lo largo de los años la Iglesia de San Simón con la sinagoga; aunque recientemente se ha confirmado que este templo fue con anterioridad una mezquita.



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En 1212, Arzobispo D. Rodrigo Ximénez de Rada, da derecho de Fuero a la Villa, tal como se puede ver a la entrada de ésta por la presencia del Rollo o Picota, dando a los judíos el mismo trato que al resto de pobladores de cualquier otra condición que habitaran Brihuega: «todos los omnes que moraren en briuega o en su término, xristianos e judíos e moros, todos ayan un fuero». 


No fue, por tanto, extraño que al amparo de esta situación legal, acudiesen a la villa judíos de otras zonas, sobre todo tras las persecuciones y matanzas como la de tierra de Campos el año de 1295, y de las de 1355, 1360, 1391 y 1468, por cuya causa, si en el Padrón de los Judí­os de Castilla, hecho en 1290, aparece tributando la Aljama birocense unos 304 maravedies, menos que la de Talamanca, y cantidad bastante pequeña en comparación con los 13.588 que en ese mismo año cotizaban los judíos de Hita, o los 4.588 que pagaban los de Almoguera. 

Pero sin duda, la población se ve incrementada durante los dos siglos posteriores, ya que en el Repartimientos de de las Aljamas de Castilla en 1474, la aljama de los judíos de Brihuega aportan hasta mil maravedíes.

     

La situación social de los judíos en Brihuega fue, al igual que en el resto de Castilla y Aragón, variable, pero en general se les trató como de hombres libres, dueños de tierras, casas y negocios, tal como aparece en diferentes documentos en que se citan nombres de judíos (Mosé Torrijos, Mosé Calay, Yucas Capanche, Zulema Francisco, «que debía ser de los más honrados del lugar», etc.). Algunos, incluso, ejercían por la comarca la recaudación de los impuestos reales, tal como desde el siglo XII era tradicional que los monarcas castellanos concedieran estos cargos[2].


Tal fue la permisividad y los derechos que adquirieron los judíos en Brihuega que hasta el Arzobispo Pedro Tenorio en 1386 cambia la fecha del mercado que se venía celebrando cada sábado en la Plaza del Coso a los miércoles para que éstos pudieran asistir sin transgredir el descanso del Shabat.
Hay que resaltar la importancia que tuvo la población judía en la tradición textil de la zona, que en Brihuega alcanzó cierta relevancia durante la edad media y que tuvo su mayor exponente a partir del siglo XVIII cuando Fernando VI construye la Real Fábrica de Paños en esta localidad.




Bibliografía:

[1] Sinagogas Españolas. Francisco Cantera Burgos. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid 1955.
[2] Historia social, política y religiosa de los judíos de España y Portugal. Amador de los Ríos. MADRID 1875. EDITORIAL MAXTOR.

sábado, 22 de diciembre de 2012

Los Judíos en la Villa de Hita

De la gran villa medieval que fue Hita, hoy queda prácticamente poco, algún vestigio de la muralla (en parte restaurada), y una zona del casco urbano. La villa ha padecido siglos de abandono y destrucción; el antaño gran castillo del Marqués de Santillana fue abandonado, al igual que la zona alta del cerro que domina la población y el valle del Henares, y que tuvo, por así decirlo, su remate final durante la Guerra Civil, en la que además, prácticamente el resto de la villa fue arrasada durante los duros enfrentamientos que aquí tuvieron lugar.



La zona de Hita, y en especial su cerro, que domina todo el valle del Henares desde Jadraque hasta la misma capital Alcarreña, tuvo presencia romana, donde instalaron un puesto de vigilancia que controlaba la via que unía Mérida (Augusta Emérita) con Zaragoza (Caesara Augusta), y que sería la misma que pasaría por Toledo (Toletum), Alcalá de Henares (Complutum) y Guadalajara (Arriaca). 
Durante la dominación árabe, parece que la torre vigía es ampliada, pero no se sabe con seguridad si esta lo fue a un alcázar. Es presumible que durante la dominación árabe ya existiera cierta población judía.
En el año 1085 Hita pasa a formar parte de la Corona de Castilla tras su conquista por parte de las tropas de Alfonso VI, siendo en este momento en el que se refuerza la fortaleza para evitar las ofensivas musulmanas. Es a partir de esta época bajomedieval en el que Hita alcanza su mayor apogeo y una gran diversidad de población, en la que conviven tanto cristianos, como judíos y musulmanes.



Es además en esta época en la que el mercado lanar de Hita comienza a ser el más importante de la comarca, y una de sus principales fuentes de riqueza junto con la de producción vinícola, estando ambas actividades económicas en manos judías[1]. Es por esta razón, que prácticamente parte de la población judía se asentara en las inmediaciones de la plaza mayor o plaza del mercado (en la actualidad, Plaza del Arcipreste).



Es la plaza de la villa de Hita otro claro ejemplo de plaza porticada, donde, como hablamos en la judería de Alcalá de Henares, durante la edad media, la zona superior se utilizaba como vivienda, y la inferior como taller o comercio, dejando los soportales como zona para el mercado para evitar las inclemencias del tiempo.



La población judía no estaba ubicada en un barrio, sino que al igual que en otras poblaciones, se hallaba entremezclada con la población cristiana y morisca[1]. Existen documentos que evidencian que judíos fueron propietarios de casas en la Plaza Mayor o del Mercado, junto al Adarve y puertas de Hita (Hoy de Santa María) y de Molina, la Calle Real, la Calle nueva y en las inmediaciones del Barrio de San Pedro (junto a la iglesia del mismo nombre).


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La importancia de la villa y su floreciente comercio es tal que Pedro I instala en el Castillo de Hita uno de sus puestos de recaudación de impuestos a cargo del judío Samuel Ha-Levi, el mismo que mandaría construir en Toledo la magnífica Sinagoga que hoy es conocida como Sinagoga del Tránsito



Otro vestigio del paso de los judíos por la villa de Hita, son las numerosas cuevas-bodegas excavadas en la ladera del cerro de Hita, o llamadas aquí popularmente, bodegos, que aun persisten, y que además, vienen a confirmar la actividad económica que alrededor del vino, sostenía esta población [1].
Estos Bodegos recuerdan por su disposición y número de habitáculos en los que están divididos, a otras de similar naturaleza que existen en localidades como Arnedo (La Rioja), Guadix (Granada) u otras muchas poblaciones españolas. En la actualidad es posible visitar uno de estos Bodegos, reservando previamente.




Por último, cabe destacar que aunque no existen huellas perceptibles en Hita sobre su pasado judío, aparte de los Bodegos, hay documentación que indica que en la villa pudieron existir hasta dos sinagogas. 


A raíz de la expulsión de 1492, Hita perdió una pequeña parte de su población, aunque un buen número de judíos "aceptó" su conversión al cristianismo, o parte de ellos volvieron de Portugal conversos. De entre ellos sobresale la familia de los Baquex [1]

Una última parada en Hita nos lleva irremediablemente a mencionar al Arcipreste de Hita. En la actual Casa-Museo del Arcipreste de Hita, recreación de una casona típica de la villa, además de estar el punto de información turística, se puede visitar una museo de con una interesante colección de piezas arqueológicas desde la prehistoria, hasta el medievo. 




Bibliografía:
[1] Revista Sefarad. "La Judería de Hita". Cantera Burgos, Francisco. Nº 32. Año 1972. Pág. 249-305

Agradecer a K.S su inestimable ayuda y colaboración para obtener fuentes documentales, sin la que esta entrada no hubiera sido posible.