martes, 10 de septiembre de 2013

La Aljama de Guadalajara (II): Centro cultural de Sefarad

El esplendor de la aljama arriácense durante la edad media, se traduciría en que no sólo la comunidad judía fuese cada vez más numerosa y con mayor poder adquisitivo como pone de relieve que familias muy influyentes económicamente como los Benveniste, los Matutes o Matut, los Çamanón y los Arragel, tuvieran su residencia en esta ciudad, sino que, además, tuvo su correspondencia en un florecimiento cultural. En el siglo XIII, como ejemplo, nació y vivió en Guadalajara el rabí Isaac ibn Selomoh Inb Abu Sahula, médico, filósofo y escritor, que dejaría un famoso libro de fábulas titulado “Masal ha Qadmoní”

Pero es en los siglos XIII y el XV, cuando la judería de Guadalajara adquiere una gran importancia social y cultural, de manera que fue durante todo el siglo XIII el centro de la mística judía o Cábala en Sefarad.

En el siglo XIII, fueron numerosos los judíos que se dedicaron a la Historia, a la prosa y poesía, y a la Cábala, pero hay que señalar como el primer alcarreño judío destacado al filósofo Moshé Ben Sem Tob, más conocido por Moisés de León, que aunque nació en esa ciudad, fue habitante de Guadalajara durante mucho tiempo, y fue en esta ciudad donde desarrolló la mayor parte de su pensamiento y su principal obra, el “Séfer ha-Zohan” o Libro del esplendor, de especulaciones esotéricas y cabalísticas y El Siclo del Santuario “Shequel-Ha-Codesh”.

Otro cabalista de resaltar de la aljama alcarreña durante este siglo XIII, fue Isaac ben Mosé ibn Sahula, quién en su obra “Parábola del anciano” de 1281 recoge una serie de guías morales y místicas.

Fue durante el siglo XV, cuando realmente el movimiento cultural judío en la ciudad de Guadalajara se hizo patente, quizás por la protección de la familia Mendoza, que controlaba la vida política de la ciudad, y por la influencia que pudieron ejercer éstos sobre los Reyes, por lo que la aljama judía de Guadalajara no tuvo que hacer frente a dificultades extremas que si tuvieron que soportar otras aljamas, sobre todo en los episodios de mayor sentimiento antijudío que se produjeron en Castilla a lo largo de la baja Edad Media.

Son de destacar por ejemplo a Moshé Arragel, que fue el primer traductor del Antiguo Testamento al castellano por encargo del maestre de Calatrava don Luís de Guzmán, entre 1422 y 1430, obra que cuenta con 513 páginas abundantemente ilustrada con 334 miniaturas que reflejan diferentes pasajes de la Biblia realizadas por frailes franciscanos de Toledo y a Ishaq Abravanel, comentarista de la Kábala y hombre de gran fortuna, que ofreció altas sumas a Fernando el Católico para evitar la expulsión de 1492.

También bajo la protección de la familia Mendoza, pueden destacarse a Yuçaf Çamanon, médico personal de la Infanta Doña Isabel y a Çag Aboaçar, también médico que estuvo al servicio de Diego Hurtado de Mendoza, primer duque del Infantado.

Sería en Guadalajara, debido a la importancia cultural que en la comunidad judía tenía, donde se instalaría en 1482 la primera imprenta en la que trabajó como impresor y corrector Simón ben Moshes Leví Alcabiz, y cuya primera obra que se editó fueron los Comentarios a los profetas, de David Kimji, así como el “Tur Eben Haezer”, obra de Jacob ben Asher y el “Tractatus Hagiga de Josué”. Y también en el siglo XV, de mano de Moshé Arragel, se realizaría la versión en castellano de la Biblia hebrea, hoy conocida como la Biblia de la Casa de Alba.

Otros judíos de Guadalajara importantes son R. Yshaq Abohab y al cabalista Selomonh Alqabés.


Bibliografía:
[1]La Edad Media en Guadalajara y su provincia: Los judíos. G.VIÑUALES FERREIRO. Diputación de Guadalajara, 2003.
[2] Espacios de coexistencia entre moros y judíos en Castilla en la Edad Media: las fiestas G.VIÑUALES FERREIRO Universidad Rey Juan Carlos de Madrid

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